✨Siempre me atrajo lo profundo, entender que hay detrás de todo esto, descubrir para qué estamos aquí. Una búsqueda que a veces parece que nunca acaba perdida en los misterios del mundo. Rishikesh es uno de esos lugares con una energía que te invita a perderte en este camino espiritual hasta tal punto que hizo que me olvidara del mundo. Y es que a veces me sumerjo tanto en las profundidades que se me olvida subir a coger aire. Hasta que entendí que nada de esto tiene sentido si no se aplica y comparte en el día a día.
✨Acepto y abrazo esos momentos de confusión, de pérdida, de enfados conmigo y con el mundo que también me han acompañado estos meses y que también forman parte del viaje y donde están los más grandes aprendizajes. Porque los viajes no son siempre tan idílicos como la gente cree, los viajes te remueven, te transforman, te ponen en situación fuera de tu zona de confort, expandiendo tus límites de lo conocido, llenándote de aprendizaje, acercándote a la verdad. Por supuesto, los viajes también despiertan a tu niña dormida, te llenan de curiosidad, de entusiasmo por descubrir lo que cada día es un mundo nuevo, te mantienen despierta, presente, viva.
✨Hoy de vuelta a casa no puedo sentirme más agradecida por todo lo vivido y todo lo que me espera al llegar. Vuelvo siendo un poquito menos el yo de mentira y más el yo de verdad. Parece que mi alma tiene más espacio para expresarse y la oscuridad de la ignorancia se va disolviendo. Me siento empoderada, con fuerza, con foco, más libre, más ligera, más viva.
✨Empiezo a estar más abierta a las señales y los misterios de la vida, aceptando lo que viene y aprendiendo de ello. Cada vez más abierta a la medicina del amor en la naturaleza, en las miradas, en los besos, los abrazos, las sonrisas. Confiando en los corazones, confiando en la humanidad.
✨ Pero sigo siendo una pequeña estudiante en este inmenso universo. A que poco conocimiento tenemos acceso y como cuesta ver con claridad sin filtros.
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