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La disciplina


Mis primeros días en Sri Lanka me enfrentaron a esa debilidad que a veces aparece en mí en forma de pereza, cansancio y desmotivación. Tuve que escoger en dejarme arrastrar por ella o escoger alimentar mi fortaleza y disciplina, así que sin dejarme pensar mucho, me cogí una tabla y me lancé al agua. Llevaba 3 días en Sri Lanka, observando a los surferos, mi corazón me gritaba que me lanzara al agua, mi cuerpo se resistía y mi mente no hacía más que postergarlo creando escusas. Una vez entré en el agua esa rueda se rompió y empecé a sentirme genial, estaba dándole a mi alma lo que me pedía. Viendo el amanecer desde la tabla, rodeada de surferos mirando al horizonte esperando las olas, tortugas nadando a mi lado, en una playa de ensueño, rodeada de palmeras, con una energía que cuesta describir con palabras. Surf era justo lo que necesitaba esos días, y la vida me lo puso delante, solo había que seguir el corazón para la correcta elección.

Llevo tiempo sin practicarlo por lo que volver a coger las olas está llevando su tiempo, pero como decimos en el Yoga, practise practise and all is coming. Es un deporte que esconde un montón de aprendizajes de vida. Es una cuestión de fusionarte con la ola y escoger el momento perfecto para subiere a ella, antes te arrastra y después pierde la fuerza, como en la vida es una cuestión del momento adecuado. Se trata también de balance, conexión, presencia, concentración. Paciencia para esperar, no se puede planear, el mar te da las olas cuando quiere y no tiene porque ser cuando a ti te apetece, hay que lanzarse al mar sin expectativas pero con entrega. La importancia de ser persistente, de confiar y de no tirar la toalla por más que las olas te arrastren y te golpeen sin piedad, un día consigues fusionarte, conectarte y fluir con ellas con esa sensación de caminar sobre el mar que tanto engancha.

La disciplina es algo que te permite hacer aquellas cosas que tu corazón sabe que se siente mejor si las hace pero que a veces no nos apetecen. Sin disciplina no podríamos llegar a nuestros objetivos, organizar el tiempo de una forma efectiva, tratar siempre bien a las personas, persistir en momentos difíciles y pensar de forma positiva. Al final lo importante no es el objetivo que alcanzamos sino la persona que nos convertimos al llegar a él. No se trata de conseguir cosas sino de superar obstáculos que nos van haciendo crecer como personas, alimentando nuestras fortalezas en lugar de nuestras debilidades.

Todos viajamos en diferentes caminos de la vida para llegar a el mismo destino. Para algunos de nosotros el camino será más complicado que para otros pero nadie llegará al final sin encontrarse algún tipo de obstáculo porque es de lo que se trata. En lugar de luchar contra ello, deberíamos abrazarlo como el camino de la vida, a veces sintiendo el dolor, mirando a los ojos al miedo y otras saboreando el placer y la felicidad. Al final, no hay problemas sino oportunidades para ser reconocidas como soluciones por la gente con sabiduría. La calidad de nuestras vidas se basa en la calidad de nuestras elecciones y decisiones.


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