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Vivir con fe


Al margen de las religiones, las doctrinas, textos sagrados, creer en Dios, o como quieras llamarlo da una seguridad que nos permite enfrentarnos a la vida con una fuerza añadida. Dios, divinidad, universo, creador del mundo, llámalo como quieras pero es el verdadero corazón del mundo.

La fe es ese compañero inseparable a la hora de enfrentarse a los grandes retos y dificultades. Es absurdo pensar que estamos solos. Dios es esa energía que nos va guiando y que nos ayuda a resolver lo que nosotros no podemos. Siempre envía las cosas cuando las necesitamos aunque a veces no nos lo parezca. Es ese ser infinito de bondad, libre, universal que todos tenemos en el interior y que nos ha dotado con la brújula más perfecta, el corazón, que siempre nos guía a la dirección perfecta. Personalmente, siento que la actitud de rendición ante la divinidad es la que me permite estar tranquila, en paz, recordándonos ante lo que sucede en la vida que si Dios lo quiere así, también yo y si no lo quiere así, yo tampoco. Aceptación, que no resignación.

Yo solo tengo un hermano y resulta que en muchos aspectos siento que somos como la noche y el día sobretodo en lo que respecta a las convicciones espirituales y especialmente al tema de la fe. Él es una persona muy práctica y racional totalmente dedicada a su trabajo. NO cree en Dios ni en nada que se le parezca y en su vida no hay lugar para Dios ni tampoco es una cuestión que le preocupe en absoluto. Vive con los pies en el suelo y no le quita el sueño ni se cuestiona lo que hay más allá.

En el otro extremo estoy yo. Digamos que con una visión bastante romántica y soñadora de la vida. Creo en Dios de una forma muy particular, mi dios es la vida. Quiero creer que la vida me cuida y que puedo pedirle lo que quiera, ella me lo da solo si de verdad lo necesito, me ayuda, me da y me enseña en el momento que tiene que ser. Me da la seguridad y tranquilidad que no camino sola, que siempre me acompaña fielmente. Me ha costado confiar, porque vengo de una tendencia de querer controlarlo todo y dejarme fluir es uno de mis aprendizajes en esta vida. Pero la vida me ha ido demostrando que puedo confiar en ella, que lo que necesite va a aparecer en el momento preciso, solo tengo que seguir el camino que el corazón me indica, ese nunca se equivoca, así la vida toma un aire mágico.

Ahora mismo estoy en India, he dejado atrás mi trabajo y vida en España para perderme en la incertidumbre de viajar en este país abierta a descubrir y experimentar lo que me depare. Cuando vuelva a España me tocará empezar de nuevo, pero estoy tranquila, seguro que algo saldrá, puedo confiar en la vida que si me mantengo fiel a mi corazón siempre me probé con lo que necesito en el camino.Sé que desde el punto de vista de hermano o una persona sin fe esto es algo surrealista, ya que ellos siempre optarían por mantener una seguridad y lo entiendo porque vengo de allí y me ha costado deshacerme de los miedos que la sociedad y mi educación me han inculcado para arriesgarme a vivir desde el corazón sin cuestionarme.

Cuando se tiene fe, se tiene un espacio para soñar y la vida es diferente. Tengo conciencia de formar parte de otra realidad donde no solo dios me cuida, siento que mis guardaespaldas, mis ángeles, están por todas partes.


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