Cómo hoy Mooji mencionó en el Satsang, es como si en el mismo árbol encontráramos en una rama un pájaro en continúa actividad, haciendo su nido, creando una familia, relacionándose con los demás pájaros... En otra rama encontramos otro pájaro en perfecta quietud, observando el primer pájaro, sin juicio. . Cuando nos damos cuenta que en nuestro árbol también reside el segundo pájaro, empezamos a despertar y cuando empezamos a ver la vida desde su perspectiva, nos empezamos a desidentificar, desapegar, para vivir sin sufrimiento desde la libertad. . Solo desde ahí, desde la quietud de nuestro verdadero ser podemos jugar al juego de la vida, interpretar la mejor versión de nuestro personaje y pasar por esta experiencia humana libres, sin sufrimiento, disfrutando cada paso y haciendo que el camino esté lleno de sentido. Desde ahí de una forma natural el camino está en el Dar y servir, el estado más elevado de la espiritualidad. . La clave está en la simplicidad, en no juzgar, no analizar, no dejarnos atrapar por la mente y lo mundano. Es rendirse a lo que hay, al momento, sin juicio, sin expectativa. Observando cómo un pequeño Buddha dentro de ti, viendo las imágenes de la experiencia humana como una película, cómo un videojuego, reconociendo nuestro rol pero desidentificándonos de él. . Si juegas el juego creyéndote el personaje, juegas desde el Ego. Si juegas desde el observador, juegas despierto, desde la conciencia, desde la libertad. Y si juegas desde la amor, desde la divinidad en ti y en todo lo que te rodea, desde la conexión con el todo, conectada con el universo, juegas desde el alma. . Son muchos los obstáculos que se encuentran para llegar allí, muchos los vuelos que no nos dejan ver, muchas las ilusiones que nos confunden, solo los valientes, los que se desnudan, los que confían, los que se entregan desde lo más profundo del corazón, ellos son los que encuentran las llaves del cielo.
La Magia 🙏🏼💕✨